Los Kamikaze


El término kamikaze (神風 viento divino), fue utilizado originalmente por los estadounidenses para referirse a los ataques suicidas efectuados por pilotos de una unidad especial perteneciente a la Armada Imperial Japonesa contra embarcaciones de la flota de los Aliados a finales de la Segunda Guerra Mundial. Estos ataques pretendían detener el avance de los aliados en el océano Pacífico y evitar que llegasen a las costas japonesas. Con esta finalidad, aviones cargados con bombas impactaban deliberadamente contra sus objetivos con el afán de hundirlos o averiarlos tan gravemente que no pudieran regresar a la batalla.
La palabra kamikaze, si bien tiene su origen en el idioma japonés, surge de la lectura equivocada por parte de los traductores estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial de los kanji 神 (dios) y 風 (viento), cuando su pronunciación correcta debería ser Shinpū 



El empleo de la palabra kamikaze se propagó fuera de Japón y fue aceptada mundialmente como válida, aunque en Japón no se utiliza con este sentido. Se prefiere el término Shinpū tokubetsu kōgeki tai (Unidad Especial de Ataque Shinpū) o su abreviación tokkōtai . En el resto del mundo el uso de esta palabra se ha extendido y se aplica sin mucho rigor a todo tipo de ataques suicidas, sin importar el método empleado o la nacionalidad del atacante, o como una forma metafórica donde el individuo tiene escasas probabilidades de éxito con un riesgo considerable.



El origen del mito kamikaze se origina en el siglo XIII, cuando una flota procedente de Mongolia  se presentó en costas japonesas con la finalidad de invadir el país. Afortunadamente para los habitantes, quienes no estaban preparados para combatir contra un ejército mucho mejor preparado y enfrentar una invasión de grandes proporciones, un tifón arrasó la flota invasora. Dicho tifón fue llamado Viento Divino  y considerado como una señal de que Japón era el elegido por los dioses y, por lo tanto, éstos se encargarían de su seguridad y supervivencia.
El 19 de octubre de 1944  el vicealmirante Takijirō Ōnishi, quien estaba al mando de la Primera Flota Aérea de la Armada Imperial se reunió con el comandante Rikihei Inoguchi, oficial del Estado Mayor  y el comandante Asaiki Tamai, quien se encontraba al mando del Grupo Aéreo 201, y les solicitó una reunión oficial en la cual también estuvieron presentes el Oficial Chuichi Yoshioka y los tenientes Ibusuki y Yokohama


Takijirō Ōnishi
En esta reunión el Ōnishi les informó que se había activado la Operación Sho un día atrás, por lo que sería necesario retrasar por lo menos una semana a la flota estadounidense con la finalidad de permitir la llegada de la Segunda Flota al mando del vicealmirante Kurita (la cual incluía los acorazados Musashi y Yamato) con la finalidad de hacer frente con todo el potencial armamentístico de Japón.
Ōnishi hizo hincapié en que la única manera efectiva de lograr este objetivo era formar un grupo especial de ataque suicida formados de cazas Zero cargados con bombas de 250 kg. La reunión continuó hasta la madrugada del 20 de octubre, donde fue formalizada la formación del grupo especial. El comandante Inoguchi propuso nombrar la unidad especial como Shinpū y el Vicealmirante Ōnishi ordenó que el nuevo Grupo Especial de Ataque Shinpū estuviera dividido en cuatro grupos:

-Shikishima (nombre poético de Japón)
-Yamato (antiguo nombre de Japón)
-Asahi (sol de mañana)
-Yamazakura (sakura de montaña)

La primera misión oficial exitosa de la unidad Especial se llevó el 25 de Octubre, cuando la Unidad Shikishima localizó un contingente estadounidense. Cinco tokkōtai y cuatro escoltas llegaron al lugar y el primer avión impactó contra un portaaviones, lo mismo que el segundo, por lo que el portaaviones se hundió. El tercer piloto impactó otro portaaviones y lo incendió, el cuarto piloto hizo blanco en un crucero ligero hundiéndolo, mientras que el quinto no pudo hacer contacto. El día 26 de octubre se realizó el segundo ataque, ahora con la participación de la Unidad Yamato.



A pesar de los ataques kamikaze la Operación Sho no tuvo éxito, aunque había servido de pretexto para formar la Shinpū tokubetsu kōgeki tai

El programa de entrenamiento  que debían seguir los pilotos se dividía en breves y diversas fases. En primer lugar, el adiestramiento de los nuevos pilotos tenía una duración de 7 días, dedicando las primeras dos jornadas al ejercicio de despegue. Los dos días siguientes se dedicaban al vuelo en formación, mientras proseguían simultáneamente las prácticas de despegue. Los últimos tres días estaban dedicados al estudio teórico y a los ejercicios prácticos de aproximación al objetivo y al ataque; entre tanto, continuaban también los ejercicios de despegue y de vuelo en formación. Si aún había tiempo, se repetía el proceso por segunda vez.



Para los cazas ligeros y rápidos, como los Zero  y los bombarderos embarcados tipo Suisei se adoptaron dos métodos de aproximación con vista a los ataques especiales: a la máxima o mínima altura posible. Aunque desde el punto de vista de la exactitud de la navegación y de la buena visibilidad hubiera sido preferible una altura media, se prefería renunciar a estas ventajas en consideración a otros factores como

-Cuanto mayor es la altura, más difícil se hace la intercepción.
-Tener en cuenta la maniobrabilidad de un avión cargado con una bomba de 250 kg.
-La máxima velocidad era alcanzada al entrar en contacto.
-Obligaba a los artilleros a disparar a la máxima elevación dificultando el centrado.
-El éxito era mayor cuando existía un cielo con bajo techo de nubes.
En lo que respecta a la aproximación a poca altura de los aparatos japoneses, volaban lo más cerca posible de la superficie del mar de modo que se retrasara al máximo su localización por los radares. A finales de 1944 el radar estadounidense tenía un alcance de 160 km a gran altura y de 30-50 km a baja altura. 



Para el ataque final suicida los pilotos tenían un orden de prioridades: En los portaaviones, el mejor blanco era el elevador principal; seguían luego, en orden de preferencia, el elevador de popa o el de proa. En cuanto a los demás buques de guerra, el mejor blanco era la base del puente de mando. En los destructores y otros pequeños buques un impacto en un punto cualquiera, situado entre el puente de mando y el centro del navío resultaba de gran eficacia.



Durante los años 1944 y 1945, los japoneses estaban profundamente influenciados por el sintoísmo estatal, el cual enfatizó profundamente reverenciar al emperador. Conforme fueron avanzando los años, se promovieron fuertemente los sentimientos nacionalistas. En 1890 se aprobó la re estructuración Imperial de la Educación, con la que los estudiantes debían hacer un juramento de ofrecerse "con coraje" al Estado así como de proteger a la familia Imperial. El último ofrecimiento era dar la propia vida. El morir por el país o por el emperador era considerado como todo un honor. 



Los jóvenes japoneses eran adoctrinados desde una temprana edad con estos ideales y después del comienzo de las tácticas suicidas, periódicos y libros distribuyeron avisos, artículos e historias sobre estos pilotos con la finalidad de ayudar en el reclutamiento.
Los publicistas también fomentaron la idea de que los pilotos suicidas eran consagrados al santuario Yasukuni y distribuyeron historias exageradas de su valentía, incluso distribuyendo cuentos para niños con pilotos suicidas como tema central.


Santuario Yasukuni
Antes de la salida de cada piloto a su misión final se llevaban a cabo ceremonias en las que se les entregaba la bandera de Japón o la bandera del sol naciente (insignia de la flota naval japonesa) con inscripciones inspiracionales o espirituales, una pistola o una katana y generalmente se les ofrecía una copa de sake o té antes de despegar.

Los pilotos usaban además una banda con el sol naciente y una senninbari o «cinta de mil puntadas» tejida por mil mujeres quienes hacían una puntada cada una. Los pilotos solían componer y recitar un jisei no ku ( poema compuesto cercano a la muerte), tradición que efectuaban los samuráis antes de cometer seppuku. Los pilotos llevaban plegarias de su familia y se les concedían condecoraciones militares.



Desde el inicio de operaciones el 25 de octubre de 1944, hasta su salida de Filipinas en enero de 1945, los kamikaze con sus vidas y 424 aviones hundieron 37 buques de la marina estadounidense y averiaron 59. Estos números son según reportes japoneses, según reportes americanos la cifra es de 16 hundidos y 86 averiados.
Después de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima  y Nagasaki en 1945 y la entrada de la Unión Soviética en la guerra, se llevaron a cabo una serie de reuniones en el alto mando para ofrecer la rendición incondicional de Japón. La declaración de rendición se hizo pública el  15 de agosto.




En la madrugada de ese día las tropas japonesas tenían conocimiento que el Emperador Shōwa daría un informe público y ya se anticipaba que se trataba del anuncio oficial de la rendición del país. Sin embargo, el vicealmirante de la Quinta Flota Matome Ugaki convocó once bombarderos para efectuar el último ataque suicida. 4 de estos aviones no pudieron despegar, mientras que los otros 7 se lanzaron al ataque. A las 19:24 del 15 de agosto de 1945 tuvo lugar la última de estas embestidas.


El mismo 15 de agosto, fecha en que el Emperador transmitió un mensaje para hacer oficial la rendición incondicional de Japón, el vicealmirante Ōnishi sostuvo algunas reuniones oficiales en su cuartel. Entrada la noche decidió cometer el suicidio ritual del seppuku y fue hallado tendido en el suelo en la madrugada. Si bien Ōnishi hizo un corte limpio en la zona abdominal, falló en cortarse la garganta y se rehusó tanto a recibir auxilio médico como a recibir el golpe de gracia. Después de más de 16 horas de agonía, murió a las 6 de la tarde del 16 de agosto de 1945. 
Las muestras de afecto y aprecio de la sociedad mostrada durante la Segunda Guerra Mundial, donde se repetían imágenes de gente despidiéndolos con sonrisas y flores, se disiparon al terminar la guerra. 




La imagen pública que se tenía de los pilotos tokkōtai cambió radicalmente. Términos despectivos como degenerados o aquellos fanáticos de la Unidad de Ataque Especial se hicieron recurrentes. Desde el final de la ocupación estadounidense a Japón en 1952 a la fecha, estos pilotos han ido recobrando gradualmente su estatus de "héroes históricos" que gozaron durante finales de la Segunda Guerra.



A lo largo de los últimos años se han erigido diversos museos dedicados exclusivamente a este tema en los que se presentan fotografías, testimonios, aviones restaurados y otras armas utilizadas durante la guerra. Uno de los principales museos es el Museo de la Paz Chiran, el cual se inauguró en 1975 en una antigua base de operaciones aéreas localizada de Kagoshima. El museo recibe más de 500.000 visitas al año y es considerado como uno de los factores que han hecho cambiar la concepción que la sociedad japonesa tenía de las unidades de ataque suicidas.



Junto con los museos, diversos monumentos a lo largo del país se han erigido en honor de los "pilotos caídos", ya sea en forma de lápidas de piedra, torres, figuras humanas o en forma de estatuas budistas. 

Fuente de Información: Wikipedia

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